Fighting for Judicial Reform: The Two Systems of Justice
Shaketa Redden, Executive Director
As a big sister, one of my deepest fears was that my brother would not be safe. He is a young Black man and we live in a lopsided justice system. When Trayvon Martin was murdered, he and my brother were almost the same age.
I was living in San Diego at the time of Trayvon’s murder. I remember vividly listening to the recordings of the woman who called the cops: she was just crying and screaming, “Why isn’t someone helping him?” And I remember thinking at that moment that what I was doing, which was more social work, wasn’t going to be enough to create the kind of systemic change that was needed.
So I moved back to Buffalo, and what I found was organizing. I found my people, and I knew that this was the pathway forward. This was what we needed — actual people fighting and investing in their futures; making changes and fighting for liberation.
After the not-so shocking acquittal of vigilantism by Kyle Rittenhouse, there was a sense of relief at the conviction of three white men in the murder of Ahmaud Arbery, the 25-year old Black man who was chased by truck and shot to death while jogging in a Georgia suburb last year.
Yes. There was accountability in the case of Arbery. But no, there was not justice. Real justice would be that Ahmaud, or “Maud” as known by his family, were still alive. Yes, we want justice — and we know that continuing to uphold the prison industrial complex is not the answer.
This is why we strive to develop the capacity amongst our staff and members to navigate understanding the importance of goals and victories, while committing to building a society and the capacity to govern where these tragedies are no longer happening.
While the Arbery verdict was one we all were hoping, demanding, protesting, and marching for, we sit with the historical knowledge that vigilantism still goes unpunished in this country. It took a video that was leaked three months after Ahmaud’s murder to finally get the nationwide attention that the family was fighting for from the beginning.
Out of this came a spark of light. Arbery’s death led to a change in Georgia’s state law in two significant ways.
First, lawmakers there ended the Civil War-era citizen’s arrest statue. With the official signing happening with Armaud Arbury’s mother present, the state of Georgia became the first to officially remove the law, with South Carolina and New York also considering.
Second: a hate crimes law was passed by lawmakers which allow for extra penalties for those who commit crimes against others based on race, gender, sexual orientation or other identities.
The Arbery decision was an important verdict for this country. But it was an isolated one.
Since the murder of Trayvon, there’s been massive organizing and movement-building. We’ve fought for looking at what REAL justice looks like, apart from the historic generational systemic racism. In the 10 years since, we’ve also learned many lessons and reflected on our losses which continue to ground the work we have in front of us locally and as a movement.
We all must fight everyday for judicial reform. The verdicts are a product of the two systems of justice. The system of justice works if we look like Kyle and doesn’t work if we look like Trayvon.
We have to continue to mobilize, organize, and use every tool at our disposal in the fight against the underbelly of systemic racism.
We deserve a justice system that works for everybody. We deserve better. Our children, our grandchildren, and our siblings deserve to live in a world where they can just BE without fear of being killed or attacked for the color of their skin.
Until we are free,
Shaketa Redden
Executive Director
Luchando para la reforma judicial: los dos sistemas de justicia
Shaketa Redden, Directora Ejecutiva
Como una hermana mayor, unos de mis temores más profundos es que mi hermano no esté seguro. El es un hombre joven negro y vivimos en un sistema de justicia que esta al reves. Cuando Trayvon Martin fue asesinado, él y mi hermano tenían casi la misma edad.
Yo estaba viviendo en San Diego en la epoca del asesinato de Trayvon. Recuerdo vívidamente haber escuchado las grabaciones de la mujer que llamó a la policía: estaba llorando y gritando: “¿Por qué nadie lo está ayudando?” Y recuerdo haber pensado en ese momento que lo que estaba haciendo, que era más trabajo social, no iba a ser suficiente para crear el tipo de cambio sistémico que se necesitaba.
Entonces me mudé de nuevo a Buffalo, y lo que encontré fue el trabajo organizativo. Encontre a mi gente, y sabía que este era el camino adelante. Esto era lo que necesitábamos–gente real luchando e invirtiendo en sus futuros, haciendo cambios y luchando para la liberación.
Después de la absolución no tan sorprendente del vigilantismo por parte de Kyle Rittenhouse, hubo una sensación de alivio por la condena de tres hombres blancos por el asesinato de Ahmaud Arbery, el hombre negro de 25 años que fue perseguido en un camión y asesinado a tiros mientras haciendo troteaba en un suburbio de Georgia el año pasado.
Si. Hubo responsabilidad en el caso de Arbery. Pero no. No hubo justicia. La justicia real sería que Ahmaud, o “Maud” como lo conocía su familia, todavía estuviera vivo. Si, queremos justicia–y sabemos que seguir defendiendo el complejo industrial penitenciario no es la respuesta. Es por eso que nos esforzamos por desarrollar la capacidad entre nuestro personal y miembros para navegar entendiendo la importancia de las metas y victorias inmediatas, mientras nos comprometemos a construir una sociedad y la capacidad de gobernar donde estas tragedias ya no ocurren.
Si bien el veredicto de Arbery fue uno que todes esperábamos, exigíamos, protestamos y marchamos, nos sentamos con el conocimiento histórico de que el vigilantismo todavía queda impune en este país. Se necesitó un video que se filtró tres meses después del asesinato de Ahmaud para finalmente obtener la atención nacional por la que la familia estaba luchando desde el principio.
De esto salió una chispa de luz. La muerte de Arbery llevó a un cambio en la ley estatal de Georgia en dos maneras significativas.
Primero, los legisladores allí acabaron con la estatua de arresto ciudadano de la era de la Guerra Civil. Con la firma oficial en presencia de la madre de Ahmaud Arbery, el estado de Georgia se convirtió en el primero en derogar oficialmente la ley, y Carolina del Sur y Nueva York también lo están considerando.
Segundo: los legisladores aprobaron una ley de delitos de odio que permite sanciones adicionales para quienes cometan delitos contra otros por motivos de raza, género, orientación sexual u otras identidades.
La decisión de Arbery fue un veredicto importante para este país. Pero fue uno aislado.
Desde el asesinato de Trayvon, ha habido una organización y un movimiento masivo. Hemos luchado por ver cómo es la justicia REAL, además del racismo sistémico generacional histórico. En los 10 años transcurridos desde entonces, también hemos aprendido muchas lecciones y hemos reflexionado sobre nuestras pérdidas que continúan fundamentando el trabajo que tenemos frente a nosotros a nivel local y como movimiento.
Todes debemos luchar todos los días por la reforma judicial. Los veredictos son producto de los dos sistemas de justicia. El sistema de justicia funciona si nos parecemos a Kyle y no funciona si nos parecemos a Trayvon.
Tenemos que continuar movilizando, organizando, y usando cada herramienta a nuestra disposición en la lucha contra el vientre de el racismo sistémico.
Nos merecemos un sistema de justicia que funcione para todes. Nosotres merecemos algo mejor. Nuestros hijos, nuestros nietos, y nuestros hermanxs se merecen una vida en un mundo donde pueden SER sin el temor de ser asesinados o atacados por el color de su piel.
Hasta que somos libres,
Shaketa Redden
Directora Ejecutiva